Oración a San Alejo para separar y alejar personas

La fe es una fuerza poderosa que guía a millones de almas en su búsqueda de paz y redención. A través de generaciones, innumerables devotos han recurrido a santos y figuras divinas, buscando intercesión y ayuda en sus momentos de crisis. Uno de estos venerados santos es San Alejo, conocido por su incomparable devoción y su milagroso poder.

En un mundo donde las tentaciones y los conflictos pueden desviarnos de nuestra senda espiritual, es vital tener a alguien a quien acudir, alguien que pueda actuar como un puente entre nuestra realidad terrenal y el reino celestial. Para muchos, San Alejo ha sido esa luz en la oscuridad, esa mano extendida en tiempos de desesperación.

Su historia y su legado son testimonios vivos de lo que el amor divino, la fe inquebrantable y la humildad pueden lograr. Es un recordatorio constante de que, no importa lo que enfrentemos, siempre hay esperanza si confiamos y buscamos la guía adecuada. A medida que se despliega la siguiente oración, permita que las palabras resuenen en su alma, conectándolo con la energía divina y la sabiduría eterna de San Alejo.

 

San Alejo, tres veces invoco
tu nombre, venerado y potentísimo
entre los santos, fiel servidor
del Altísimo y devoto de la
Santísima Virgen María.

 

Me presento ante ti con
un corazón agobiado,
buscando tu amparo y guía
desde los cielos. En ti confío,
pues eres un faro de esperanza,
te suplico intercedas por mí
ante el Padre Celestial.

 

Tú, alma noble y bienaventurada,
con tus poderes divinos separas
lo malo que a los hijos acecha,
te imploro con fervor y esperanza.
Aparta, aleja y separa para siempre
a [nombre] de [nombre], que el mal
se esfume y la luz vuelva a brillar.

 

Haz que la serenidad y el amor
vuelvan a iluminar mi senda,
que su oscuridad no me prenda,
y que mi alma encuentre calma.

 

Bendito San Alejo, con tu poder
aleja todo mal de los elegidos,
despeja el camino de [nombre],
que las sombras no perturben su ser.
Que los lazos se rompan,
y sus caminos ya no converjan,
que sus mentes y corazones olviden.

 

Que ni en mesa, silla o salón,
encuentren confort juntos jamás,
que el rechazo y repugnancia invadan,
y que sus vidas sigan rutas separadas.

 

San Alejo, en tu grandeza imploro,
escucha esta petición mía,
que mi amado regrese a mí,
alejado para siempre de [nombre].

 

Por tu sacrificio y penitencia, por
tu amor inquebrantable hacia Cristo,
te pido no me dejes en desamparo,
que esta súplica encuentre eco en ti.

 

San Alejo, humilde y glorioso,
cerca del Trono Divino te encuentras,
alcanza para mí este favor,
y encenderé velas en tu honor.

 

Rezo tres Padrenuestros, Avemarías,
y tres Glorias, muestra de devoción,
que mi petición sea escuchada y atendida,
y seguiré orando con el corazón. Amén.

 

Tras invocar la intercesión de San Alejo, nos encontramos en un espacio de reflexión y gratitud. Cada palabra pronunciada no es solo una petición, sino también un reconocimiento del poder y la bondad que residen en el reino celestial.

No olvidemos que la verdadera fuerza de una oración reside en la sinceridad y pureza del corazón de quien la recita. Así como San Alejo renunció a su riqueza terrenal para encontrar riqueza espiritual, que cada uno de nosotros encuentre el valor para alejarse de lo que nos daña y acercarnos a lo que verdaderamente importa: el amor, la paz y la redención.

Que esta oración sea un faro, iluminando nuestro camino y recordándonos que no estamos solos en nuestras luchas. La fe es nuestra armadura, y con ella, podemos enfrentar cualquier adversidad, confiando en que, con la bendición de San Alejo y la gracia divina, encontraremos el alivio y la solución que buscamos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Qué te pareció este artículo?

Subir