Oración San Deshacedor Vela

La fe es una fuerza poderosa que guía y sostiene a muchos de nosotros a lo largo de nuestra vida. Al adentrarnos en momentos de tribulación o inseguridad, a menudo buscamos refugio en la comunión divina, buscando respuestas, protección o simplemente consuelo. Las oraciones se convierten en nuestra voz directa al divino, una forma de comunicar nuestros sentimientos más profundos y buscar guía.

San Deshacedor, como figura prominente en el ámbito religioso, es una representación de esperanza y fortaleza para muchos creyentes. Al acudir a él, buscamos no solo protección, sino también una comprensión más profunda de nuestro lugar en el universo y de cómo podemos ser instrumentos del bien. La oración que sigue no es simplemente un llamado de ayuda, sino también una expresión de gratitud y reconocimiento por el amor y la luz que siempre brinda.

 

En el corazón sagrado,
De la devoción y la fe,
Me encuentro, en un rincón
Profundo de humildad y súplica.

 

Dirijo mi voz y espíritu
Hacia San Deshacedor,
Un faro luminoso y valiente,
Contra tempestades de maldad.

 

He sentido en momentos oscuros,
Sombras de envidia y malevolencia,
Pero al recordar tu grandeza,
Encuentro consuelo en tu ser.

 

Consciente de mi imperfección,
Me presento ante ti, humildemente,
Con un corazón anhelante,
Manos suplicantes, buscando paz.

 

Que, con rapidez de viento,
Reviertas malas intenciones,
Sean quienes sean, hombres o mujeres,
Que desean mi caída sin cesar.

 

Al igual que vine a ti,
Espero que aquellos contra mí,
Busquen la redención a tus pies,
En el nombre del Padre, Hijo, y Espíritu.

 

Que aunque tengan ojos, no vean,
Mis fragilidades y temores,
Que sus voces, en vez de condenar,
Entonen cánticos de amor.

 

Oh, San Deshacedor poderoso,
Purifica mi hogar y mi ser,
Convirtiendo sombras en luz,
Cada rincón en refugio de amor.

 

Que todo aquel que mire con desdén,
Encuentre arrepentimiento y paz,
Y juntos podamos cantar,
Alabanzas de amor y unidad.

 

Padre Nuestro, en los cielos,
Escucha mi súplica sincera,
Junto a San Deshacedor y María,
Guía mis pasos, protege mi ser.

 

En este camino de fe y esperanza,
Me encomiendo a tu protección divina,
Que tu luz ilumine mi senda,
Y tus bendiciones caigan sobre mí.

 

En cada amanecer y ocaso,
Recuerdo tu amor incondicional,
Tus milagros, tus promesas,
Y tu bondad sin fin.

 

Agradezco por cada gracia,
Por cada prueba superada,
Por el amor y la misericordia,
Que en mi vida has sembrado.

 

Confiando en tu poder y sabiduría,
Continuaré mi peregrinaje,
Sabiendo que a mi lado caminas,
San Deshacedor, mi guía celestial. Amén.

 

Así, al finalizar nuestra oración, llevamos con nosotros no solo palabras, sino también un profundo sentimiento de conexión con lo divino. La esencia de nuestra fe reside en la certeza de que nunca estamos solos, que hay una fuerza mayor que nos protege y guía. A través de nuestras súplicas, reconocemos nuestra humanidad y, al mismo tiempo, nuestra innata capacidad para el amor y la compasión.

Recordemos siempre que la oración es una herramienta poderosa, no solo para pedir, sino también para agradecer y reflexionar. Al enviar nuestras palabras al universo, también abrimos nuestros corazones a recibir bendiciones y guía. Que la paz y la serenidad encontradas en estas palabras resplandezcan en nuestro día a día, recordándonos siempre del propósito sagrado de nuestra existencia.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Qué te pareció este artículo?

Subir