Oración a San Deshacedor para separar a dos personas

En el vasto universo de creencias y devociones, nos encontramos con figuras de poder inmenso y de una profundidad espiritual que resuena en los corazones de sus seguidores. San Deshacedor, una figura venerada, nos brinda esa conexión especial con lo divino, actuando como un puente entre la humanidad y las esferas celestiales.

Cada palabra que pronunciamos en oración lleva consigo un peso, una intención y un deseo que busca ser escuchado. Y es a través de estas palabras que nos conectamos, que mostramos nuestra vulnerabilidad, nuestra fe y nuestra esperanza. Al dirigirnos a San Deshacedor, no solo buscamos su intervención, sino también su guía y su sabiduría.

Así, nos disponemos a recitar una oración, no como un simple acto rutinario, sino como una conversación sincera, un derramamiento del alma, donde cada frase lleva consigo el eco de nuestros anhelos, miedos y esperanzas.

 

Oh, San Deshacedor, el poderoso
defensor y guía espiritual,
cuya presencia emana sabiduría
y justicia, te imploro hoy.

 

En este momento de necesidad
y reflexión profunda,
desde tiempos ancestrales,
has sido aquel que vela por nosotros.

 

Por el bienestar de tus fieles,
erigiéndote como fortaleza,
contra todo mal en esta vida terrenal.
Con sabiduría infinita nos guías,

Mostrando caminos propicios para almas,
alejándonos de lo que puede dañar,
y acercándonos a la gracia divina.

 

Hoy, humilde y sinceramente, vengo,
no sólo para pedir protección,
sino también tu guía y fortaleza.

 

Aleja a seres queridos de oscuros caminos,
que los llevan a dolor y confusión.
Que no crucen rutas con aquellos
que les dañen el corazón.

 

San Deshacedor, justiciero fiel,
contra la maldad y la codicia reinante,
campeón de causas justas,
vengador de las injusticias presentes.

 

En este momento, ante ti, suplico
deshagas mal dirigido hacia mí.
Que aquellos con malicia
vean sus acciones revertidas hoy.

 

Por tu poder divino y celestial,
que mis adversarios se presenten,
humillados y buscando redención,
invisibles a mis ojos, que no me afecten.

 

Limpia mi hogar, oh protector,
de negatividad y oscuridad,
transfórmalo en santuario de paz,
y que reinen el amor y la bondad.

 

Aquellos que desean actuar contra mí,
que desvanezca su intención,
que encuentren remordimiento,
y busquen tu dirección.

 

Con tu poder grandioso y divino,
deshaces toda maldad que se presente,
y proteges a los que en ti creen,
de todo enemigo y adversidad.

 

Finalmente, me comprometo con fervor,
a propagar tu sagrada oración.
Que tu nombre resuene en corazones,
y tu bendición nos guíe en nuestras acciones. Amén.


A través de las palabras pronunciadas, hemos invocado la presencia y el poder de San Deshacedor, confiando en que nos guiará y protegerá en todos nuestros caminos. La fe que depositamos en él no es en vano; es una alianza espiritual que fortalece nuestra conexión con lo divino.

Es esencial recordar que, mientras buscamos protección y guía, también debemos hacer nuestra parte. La fe sin obras es estéril. Por lo tanto, es nuestro deber vivir de acuerdo con los valores que profesamos, extendiendo amor, comprensión y bondad en cada paso que damos.

Que esta oración no sea simplemente palabras al viento, sino un compromiso genuino de vivir en armonía con las enseñanzas de San Deshacedor y con el propósito divino que cada uno lleva dentro. Que su luz ilumine siempre nuestro camino y que su protección nos resguarde de todo mal.

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