Oración a San Marcos de León para amansar, vencer y dominar
En las páginas sagradas de la historia eclesiástica, encontramos luminares que, con su dedicación y fe, iluminan el sendero de la humanidad hacia el amor divino. Entre ellos destaca un apóstol y evangelista que, no solo por su valentía sino también por su profunda conexión con el Altísimo, se ha ganado un lugar especial en el corazón de la Iglesia: San Marcos de León.
En tiempos de tribulación, cuando la fe de muchos flaquea y la oscuridad parece ensombrecer el horizonte espiritual, recordamos y nos inspiramos en los hechos y palabras de aquellos que, como San Marcos, han dejado un legado imperecedero. Sus acciones y enseñanzas son el faro que nos guía, una llama que, a pesar de las tormentas de la vida, nunca se apaga.
Es por ello que, al recitar esta oración, no solo buscamos su intercesión, sino que también intentamos emular su ejemplo de amor y sacrificio, reconociendo en cada palabra el poder transformador del amor divino. Que esta invocación no sea solo un acto de devoción, sino también una oportunidad para reflexionar sobre el papel que cada uno de nosotros juega en la gran obra de la creación.
San Marcos de León,
evangelista venerado,
y noble seguidor
de Jesucristo amado.
Nos revelas con fervor,
la esencia pura del amor divino.
Con tus palabras de fe,
humildad y devoción divina,
invocamos tu protección.
En un mundo de adversidades,
donde la soberbia y el orgullo reinan,
amenazan la pureza, de relaciones tempranas,
sirves de puente firme,
entre la misericordia del Señor,
y corazones que lloran.
Recordamos con asombro,
y gratitud inmensa,
tu influencia celestial tan densa,
dominaste a los leones,
sosegados a tus pies, sin tensiones.
Te suplicamos, interviene,
transforma en nuestras vidas, lo que conviene.
Tu habilidad tan divina,
para transformar y suavizar,
corazones que parecen desvanecer,
es testimonio de tu conexión,
y del poder sanador de la oración.
A lo largo de nuestros días,
desafíos y pesares encontramos,
en el laboral, familia, o amor,
algunos intentan dañarnos sin razón.
Pero, al invocar tu nombre bendito,
confiamos en que el mal sea contrito.
Tú, San Marcos, eres el escudo,
que resguarda el alma con todo su contenido,
tu bondad y fuerza sin igual,
nos guían a un amor esencial.
La oscuridad no prevalecerá,
tus enseñanzas, luz nos dará.
En la quietud de nuestros pensamientos,
te suplicamos sin lamentos,
haznos sentir el amor divino,
más allá de todo desatino.
Que las adversidades se desvanezcan,
con tu ayuda, todo obstáculo despeja.
Invocamos tu mediación sagrada,
San Marcos de León, con alma dorada,
que toda animosidad se disipe,
que tu bendición siempre nos guíe.
Como el león que apaciguaste con destreza,
nuestros adversarios encuentren belleza.
En esta oración, rendimos homenaje,
al Padre, Hijo y Espíritu, con coraje.
A través de los siglos, sin variación,
la verdad y el amor, son la solución.
Con tu guía, San Marcos querido,
hacia la eternidad, hemos ido.
En el nombre del Padre, del Hijo,
y del Espíritu Santo, nos fijamos.
Amén.
Así, después de este recorrido espiritual, emergemos con un renovado sentido de propósito y esperanza. No es solo a través de las palabras, sino también a través del acto de orar, que nos conectamos más profundamente con el amor divino y con aquellos que han pavimentado el camino antes que nosotros, como el inigualable San Marcos de León.
Cada vez que nos enfrentamos a desafíos, ya sean internos o externos, recordemos esta oración. Que sea un recordatorio constante de que no estamos solos en nuestra jornada, y que el amor divino, manifestado a través de los actos y enseñanzas de los santos, sigue siendo nuestra guía más confiable.
Finalmente, al terminar esta oración, llevemos con nosotros no solo palabras, sino también un compromiso renovado para vivir según los preceptos del amor, la fe y la esperanza. Que cada día seamos testigos vivientes de la misericordia y la gracia de Dios, inspirados siempre por el legado de San Marcos y todos los santos que han iluminado nuestro camino.
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