Oración a San Marcos de León para que me llame

En los momentos de desolación y angustia, las palabras se erigen como un puente entre nuestra alma y el infinito. No es una simple coincidencia que, a lo largo de los siglos, los fieles hayan acudido a las oraciones como fuente de consuelo y guía. Estas plegarias, susurradas o pronunciadas con fervor, son ecos de un deseo humano primordial de conectarse con lo divino.

Al reflexionar sobre la vida de los santos, uno no puede dejar de maravillarse ante su valentía y devoción. San Marcos de León, en particular, destaca como un pilar de fe y un refugio para aquellos que buscan el camino correcto en tiempos difíciles. Al evocar su nombre, invocamos también el poder y la sabiduría que él personifica. No es una súplica vacía, sino un llamado sincero a un ser que, a través de su historia y legado, ha demostrado ser un intercesor efectivo ante el Trono Celestial.

 

San Marcos, tú que te mantuviste
firme en la palabra divina,
que no renunciaste a la fe,
y que por tu devoción,
el Señor te concedió
la habilidad de discernir
entre el bien y el mal,
hoy te imploro con toda
la sinceridad de mi ser.

 

Tú, que eres testigo
de la magnitud de mis sentimientos
hacia esa persona especial en mi vida,
conoces la profundidad de mi anhelo.
Cada día, espero con ansias
que sus pensamientos se vean inundados por mí,
que su corazón me busque
con la misma intensidad con la que yo lo hago.
Pero, hasta el momento, mi espera
ha sido en vano, sin señales, sin llamadas.

 

Sin embargo, no me rindo,
pues mi fe en ti es inquebrantable, San Marcos.
Por eso, te ruego que,
con tu influencia divina,
intercedas ante Dios Todopoderoso.
Que apartes de su corazón el orgullo,
los pensamientos de envidia y odio,
y que le hagas reconocer
el amor genuino que está a su alcance.
Que pueda aspirar a lo sublime,
a ese néctar divino que solo
el verdadero amor entre seres humanos puede brindar.
Que se dé cuenta de que,
si se entrega a ese amor,
estará siguiendo una senda
bendecida por el Señor.

 

Oh San Marcos de León,
tú que con tu infinita sabiduría y poder
lograste desarmar a la fiera más grande,
te suplico que actúes sobre el corazón
de [nombre de la persona amada].
Que nada ni nadie lo detenga,
que sus pasos se aceleren y se alarguen,
y que sienta una urgencia incontrolable
de acercarse a mí.
Que las calles no sean un impedimento
y que se presente ante mí con la humildad
y pureza de un manso cordero,
dispuesto a entregarse por completo al amor.

 

Porque en ti confío, San Marcos,
y porque sé que nunca ignoras
las súplicas sinceras, deposito en tus manos
esta petición. Tú eres el puente
que me conecta con el amor divino,
y por ello, confío en que obrarás en mi favor.
Deseo que ese ser especial me acompañe,
que llene mi vida de amor y que juntos
podamos ser testigos de las maravillas
que Dios realiza en quienes creen en Él.

 

En agradecimiento, prometo mantener
mi fe firme, ser consciente del amor del Señor
y actuar siempre bajo sus preceptos,
buscando el bien y evitando caer en tentaciones
que alejen mi espíritu de la luz divina.

 

Por ello, te lo suplico, San Marcos de León,
no me abandones en este deseo que arde en mi pecho.
Sé que siempre estás atento a mis oraciones
y que, si es la voluntad del Señor,
me enviarás a esa persona especial
para que juntos celebremos el amor y la fe.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
y por tu mediación, San Marcos de León,
espero ver cumplida esta súplica. Amén.

 

Tras haber expresado nuestro anhelo y plegaria, queda en nosotros conservar la llama de la esperanza. El acto de orar, más allá de las palabras pronunciadas, es un ejercicio de fe y confianza en que nuestras voces son escuchadas. Es fundamental que, después de este acto de entrega, sigamos siendo testimonio vivo de la gracia y el amor divino en cada uno de nuestros actos.

Que nuestra plegaria no termine al finalizar la oración, sino que persista en nuestro corazón y en nuestras acciones. Que cada día, al despertar, recordemos la intercesión de San Marcos de León y renovemos nuestro compromiso de actuar con amor, comprensión y justicia. Que esta oración sea el punto de partida para una vida enriquecida con la gracia del Señor y bajo la tutela del gran San Marcos de León.

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