Oración a San Benito para alejar todo mal
En los tiempos donde las sombras pueden opacar la luz divina, nos vemos en la necesidad de buscar refugio en figuras celestiales que nos brinden esperanza y guía. Entre estas luminosas figuras, destaca el venerable San Benito, un santo cuya devoción ha trascendido generaciones, ofreciendo no solo protección sino también consuelo a corazones afligidos.
Cada palabra pronunciada en su honor, cada súplica elevada a sus oídos, no es más que el reflejo de la fe y confianza que depositamos en su intercesión. El poder de San Benito, fortalecido por la fe de sus devotos, se convierte en un escudo contra el mal, defendiendo a cada alma que clama su ayuda.
Al sumergirnos en esta oración, somos llamados a conectarnos con ese poder protector, a dejar que su esencia nos envuelva, brindando paz a nuestra mente y corazón. Que al recitarla, no solo busquemos protección, sino también una mayor comprensión y cercanía con lo divino.
Oh, excelso San Benito,
firme columna de fe,
y refugio inquebrantable
ante embates del malhechor.
Me presento humilde ante ti,
fusionando plegarias en voz,
una súplica que implora
tu protección divina y amor.
Dulce madero, portador
del amado Salvador,
santos clavos que sostuvieron
a nuestro eterno Redentor.
Que vuestra esencia sagrada
sea mi escudo y protector,
por el poder de la sangre
de Cristo, nuestro Señor.
Bajo tu intercesión pura,
deseo que cada rincón
de mi ser y entorno brille,
libre de oscuridad y aflicción.
Que mi pasado y presente,
y el futuro que vendrá,
queden bajo la luz de la cruz,
guiando este peregrinar.
Tu medalla, oh San Benito,
la tomo cual estandarte fiel,
protegiendo a seres queridos,
familia y amigos también.
Desde cada punto cardinal,
que tu bendición nos envuelva,
dispersando intentos oscuros,
que a nuestras almas acechen.
Invoco a santos ángeles,
y arcángeles de gran poder,
para custodiar y bendecir,
el sendero que Dios trazó por doquier.
Reconozco tu gran amor,
y compasión sin medida,
siempre al lado de quien busca,
consuelo en sus días de vida.
Solicito tu intercesión,
para que con voluntad divina,
me concedas las gracias
que mi alma siempre anhela.
Ayúdame a vivir conforme,
a los designios del Señor,
buscando siempre la verdad,
en cada decisión y acción.
Protege mi vida, oh abad,
de las sombras acechantes,
que ante ti quedan sin fuerza,
sin poder, desvanecientes.
La gracia de la Virgen María,
y el Espíritu Santo en acción,
deshacen toda maldad,
que busque perturbación.
Aleja de mí y de los míos,
aquellos con malas intenciones,
que buscan perjudicar,
con envidias y traiciones.
Oh San Benito, guía de almas,
fortaleza contra el mal,
que nunca me falte tu amparo,
en cada paso vital.
Que ángeles custodios guíen,
evitando cualquier caída,
que la tristeza y amargura,
den paso a la alegría.
Con devoción concluyo ahora,
invocando a la Trinidad,
que la luz de San Benito,
nos proteja en la eternidad.
Uniendo estas súplicas fervientes,
nuestros corazones llenos están,
de paz, amor y protección divina,
ahora y por siempre. Amén.
Con cada palabra elevada en súplica, hemos reafirmado nuestra fe y devoción, reconociendo la grandeza y bondad de San Benito. En tiempos de adversidad o incertidumbre, es esencial recordar la potente intercesión de aquellos que han caminado antes que nosotros en sendas de santidad y dedicación a lo divino.
Que esta oración no sea solo un conjunto de palabras, sino un compromiso de vida, una constante renovación de nuestro vínculo con lo sagrado. Al mantener viva la llama de nuestra devoción, nos aseguramos de que la luz divina ilumine nuestros días, alejando cualquier oscuridad.
Finalmente, que al reflexionar sobre lo recitado, sigamos encontrando inspiración y guía en el camino terrenal, con la esperanza de que, guiados por la gracia divina, alcancemos la prometida eternidad junto al Creador y todos sus santos. Que así sea.
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