Oración para devolver el mal San Elías

La oración es el medio más poderoso que poseemos para conectarnos con lo divino. Nos permite conversar con aquel ser supremo que guía nuestros pasos y nos otorga fuerzas para superar adversidades. En momentos de incertidumbre, es a través del rezo que encontramos claridad, y en el monte Carmelo, un lugar emblemático y sagrado, encontramos la historia de un profeta que con su devoción y fe, inspira a muchos.

San Elías, con su conexión inquebrantable con Dios, ha sido fuente de inspiración para todos aquellos que buscan en la oración un refugio. Su historia y su legado nos recuerdan que, incluso en los tiempos más oscuros, la fe es la luz que ilumina nuestro camino. Al evocar su nombre y pedir su intercesión, somos recordados de la importancia de mantenernos firmes en nuestras creencias, de perseverar a pesar de las adversidades y de buscar siempre la guía divina.

 

En el recóndito monte Carmelo,
donde el viento sopla
con susurros divinos,
y las nubes forman danzas
en el cielo.
Me encuentro en sagrada introspección,
buscando el rostro
de aquel poderosísimo profeta,
San Elías.

 

Él, quien desde las alturas
de esa montaña,
con mirada penetrante y profética,
vislumbró en una nube ascendente,
libre de las amarguras del mar,
el advenimiento de la Virgen.
Simbolizando las innumerables gracias
y favores que María,
nuestra madre celestial,
derramaría sobre la humanidad
con su santo escapulario.

 

Oh San Elías, fervoroso celador
de la honra divina,
guía de los mortales perdidos
en los sinuosos caminos
de esta existencia.
Ante ti me postro,
con el corazón palpitante
y lleno de esperanza.

 

Tú, que te alimentaste
con el pan divino y supiste caminar
por los desiertos de la vida,
huyendo de las persecuciones,
y manteniéndote firme en la fe,
enseña a este humilde siervo
a emular tu devoción y tu pasión
por la gloria de Dios.

 

Sé que en tiempos antiguos,
tu valentía y tu fe hicieron temblar
a reyes y desbarataron los engaños
del maligno.
Te pido, profeta de fuego,
que con ese mismo ardor y pasión,
me ayudes a repeler y devolver
todo mal que quiera anidar en mi vida.

 

En este momento de tribulación,
recurro a tu protección y poder,
para que me libres de toda injusticia,
violencia, traición, odio y envidia.
Que tu autoridad divina me resguarde
de conjuros, hechicerías,
y todo daño que busque perturbar mi paz.

 

Por el amor de Cristo,
nuestro salvador,
y por la intercesión de la Virgen María,
te ruego que alejes de mí y de mi familia
toda adversidad.
San Elías, varón predilecto del Omnipotente,
en esta hora crítica,
necesito que tu mano poderosa
desaloje de mi hogar cualquier espíritu
que busque perturbar la armonía y la paz.

 

En la vastedad de este universo,
sé que no estoy solo.
Aunque las sombras intenten nublar mi camino,
la luz de tu intercesión, San Elías,
brilla con fuerza inquebrantable.

 

Con fe inquebrantable, confío en que
bajo tu manto sagrado y con la ayuda
del Espíritu Santo,
seré guardado y protegido,
y todo mal que intente asediar mi ser
será desvanecido.

 

Por todo ello, con humildad y esperanza,
clamo a ti, San Elías del Monte Carmelo.
No me abandones en mi hora de necesidad,
y fortalece mi espíritu para enfrentar
y superar las pruebas que se presenten
en mi camino.

 

Que, al final de mis días,
pueda estar a tu lado,
entonando eternas alabanzas
al Señor y a su madre santísima.
Amén.

 

Cada palabra pronunciada en nuestra súplica tiene el poder de conectar nuestros espíritus con el divino. Al evocar a San Elías y buscar su protección, reafirmamos nuestra fe y renovamos nuestra confianza en que no estamos solos en este viaje. En cada reto, en cada batalla, contamos con un aliado celestial dispuesto a interceder por nosotros.

No importa cuán oscuro parezca el camino o cuántas adversidades enfrentemos, la oración nos brinda esperanza y fortaleza. Que esta súplica a San Elías sirva como un recordatorio constante de que, a través de la fe y la devoción, podemos superar cualquier desafío. Que su luz nos guíe, su fuerza nos impulse y su amor nos proteja en cada paso que demos.

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