Oración a San Nicolás de Bari por mi embarazo

La devoción que sentimos hacia los santos no es solo una muestra de nuestra fe, sino también un puente que nos conecta directamente con el divino amor. La figura de San Nicolás de Bari, conocido en diversas culturas y venerado por incontables corazones, es un claro reflejo de la bondad y misericordia que Dios derrama sobre nosotros.

Al aproximarnos a él, no solo buscamos su intercesión sino también su guía. Cada palabra dirigida a San Nicolás es un testimonio de nuestra esperanza y deseo de fortaleza, especialmente en los momentos donde la vida presenta retos y desafíos. La maternidad, un milagro divino que transforma a las mujeres en guardianas de la vida, requiere de esa guía especial y apoyo celestial.

Por ello, esta oración no es simplemente un cúmulo de palabras, sino el reflejo de un alma que busca conexión, protección y guía en su viaje de convertirse en madre. Es una súplica que nace desde lo más profundo del corazón, buscando que ese amor inmenso de San Nicolás nos envuelva y acompañe.

 

Oh venerado San Nicolás,
de Bari en ti confiamos,
nuestra fe y esperanza,
resplandece este día claro.

 

Nos muestras el milagro,
de la vida, tan preciado,
donde mujeres con amor,
crean lo más sagrado.

 

Hoy, en mi ser refulge,
una esperanza que avanza,
promesa de vida nueva,
de Tu gracia, nuestra alianza.

 

Mi corazón se desborda,
gratitud sin medida,
pero también miedos y dudas,
que oscurecen la vida.

 

En ti, refugio hallamos,
guía en la desesperanza,
en ti, mi hijo pequeño,
encuentra su esperanza.

 

Oh gran protector nuestro,
elimina temor y pena,
trae paz, armonía,
y a mi espíritu llena.

 

Deja que confíe pleno,
en designios que nos mandas,
que en Tu voluntad perfecta,
mi consuelo y fe se abraza.

 

Ayúdame a purificar,
cada acto, cada día,
para que en beneficio,
se geste vida mía.

 

Mi deseo a ti presento,
ser la madre que él merece,
conectando con mi esencia,
que mi amor nunca perezca.

 

Imploro a Virgen María,
madre de sublime gracia,
que proteja y guíe siempre,
en cada paso que traza.

 

Que en noches de inquietud,
donde el miedo atormenta,
Tu amor seque mis lágrimas,
y mi corazón alienta.

 

Que el Espíritu Santo,
ilumine y bendiga,
a mi hijo, protegiendo,
de adversidad que persiga.

 

San Nicolás, te imploro,
por intercesión divina,
otorga sabiduría y paz,
en esta espera que anima.

 

Agradezco sin cesar,
por este don, esta vida,
y encomiendo a ti siempre,
salud, amor y bendición querida.

 

Dios Padre, guía mis pasos,
en mis decisiones fiel,
que con tu misericordia,
reciba a mi hijo con laurel.

 

Permíteme ser testigo,
de sus logros y alegrías,
abrazarlo, amarlo siempre,
en cada noche y día.

 

Finalmente, San Nicolás,
al momento de su nacer,
que Tu luz divina resplandezca,
con salud y bienestar hacer.

 

Que nuestra unión sea firme,
que el amor no se desvanezca,
y que nuestra fe persistente,
sea el reflejo de Tu iglesia. Amén.

 

Al elevar nuestras plegarias y depositar nuestra fe en las manos de San Nicolás de Bari, sentimos una conexión profunda con el cielo. Cada palabra pronunciada es un recordatorio de que no estamos solos en nuestros anhelos y temores; siempre contamos con un guía celestial dispuesto a escuchar y proteger.

La esperanza de ver crecer a un nuevo ser, de abrazarlo y amarlo, es una de las bendiciones más grandes que cualquier ser humano puede experimentar. A través de esta oración, se busca reafirmar ese lazo divino, recordando que el amor de San Nicolás, y el amor de Dios, está presente en cada instante de la vida.

Que el eco de estas palabras resuene en cada rincón de nuestro ser y fortalezca nuestra fe. Así, en cada paso que demos, sabremos que el amor y la protección divina nos acompañan, guiando nuestro camino y el de aquellos a quienes amamos.

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