Oración Santo Niño de Atocha santería

La divinidad ha sido siempre una fuente inagotable de consuelo y guía en los momentos más oscuros y desafiantes de nuestra existencia. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado conectar con fuerzas superiores, buscando respuestas y alivio ante las tribulaciones que la vida les presenta. Esta oración es una humilde expresión de ese deseo innato que reside en cada uno de nosotros, de encontrar refugio y fortaleza en lo divino.

Elegguá y el Santo Niño de Atocha, figuras espirituales de gran relevancia, representan esos pilares de fe y esperanza que muchos necesitan. Uno, guardián de nuestros caminos, y el otro, un símbolo de amor y misericordia. Ambos nos recuerdan la importancia de la devoción, el respeto y la humildad en nuestro camino espiritual.

 

En un espacio sereno y sagrado,
Con la esperanza divina como guía,
Me postro ante las divinidades
Que dan sentido a nuestras vidas.
Nutren nuestras almas con esperanza,
Y con un consuelo que nos reviva.

 

Del vasto universo de amor,
Y su inmensa misericordia fluyente,
Me dirijo al Santo Niño de Atocha,
Reconociendo su bondad y su gente.
Durante su tiempo en este mundo,
Brindó alivio a los afligidos y ferviente.

 

En esta encrucijada de mi vida,
Cuando el dolor y la angustia atacan,
Invoco su presencia tan divina,
Pidiendo con humildad y esperanza.
Que pueda concederme la fortaleza,
Y amor, para que mi espíritu nunca se desanima.

 

Por otro lado, Elegguá, señor de caminos,
Guardian de nuestras almas tan queridas,
En mi búsqueda de guía y cariño,
Te invoco en las mañanas y en las despedidas.
Tú, que brillas en cada esquina,
Protegiendo mi ser, mi vida y mis heridas.

 

Como dueño de caminos de bien y mal,
Oh Elegguá, te suplico en mi oración,
Desvía a quienes deseen dañar,
Y reemplaza rencor con comprensión.
Guía mis pasos, sé mi escudo,
Frente adversidades, brinda tu protección.

 

Con el corazón abierto, te pido,
Bendice a mis amigos y seres queridos.
Que cualquier energía negativa,
Se disipe bajo tu mirada activa.
En ti, Santo Elegguá, encuentro refugio,
Tu protección y amor son mi único testigo.

 

Con una profunda gratitud y emoción,
Agradezco a ambas divinidades, mi devoción.
Por escuchar mis oraciones, mi súplica,
Brindando guía y protección, en cada réplica.
Que la salud, el bienestar sean constantes,
Y pueda agradecerles, por siempre, sin antes.

 

Así sea, amén, que esta oración sea escuchada,
En el reino divino, donde el amor es aclamada.
Que el universo responda con bendiciones,
Y nuestras vidas sean prósperas canciones. Amén.

 

En la quietud de nuestros corazones, las palabras de esta oración resuenan, recordándonos la presencia constante de lo divino en nuestras vidas. Cada súplica, cada palabra pronunciada con sinceridad, nos conecta aún más con estas fuerzas espirituales, fortaleciendo nuestro espíritu y renovando nuestra fe.

Que esta oración sirva no solo como un refugio en momentos de desesperación, sino también como un recordatorio de la bondad y la compasión que nos rodea. Que cada individuo que la recite encuentre en ella un bálsamo para sus heridas y una luz que ilumine su camino. Que la paz, el amor y la protección divina sean siempre con nosotros.

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