Oración a San Charbel por los hijos
En tiempos de incertidumbre, cuando el corazón se siente abrumado por las preocupaciones de la vida, es esencial volver nuestra mirada a las figuras que han sido pilares de fe y devoción a lo largo de la historia. Es en esos momentos, cuando el peso del mundo amenaza con abrumarnos, que podemos encontrar consuelo en las oraciones dirigidas a los santos y figuras divinas que han dejado una marca indeleble en el mundo espiritual.
San Charbel, uno de los santos más venerados, es conocido por su inquebrantable fe y su dedicación a la vida de oración y ayuno. Sus enseñanzas y acciones nos muestran el poder de una vida dedicada a Dios, y cómo a través de la humildad y el servicio podemos acercarnos a la divinidad. Es a través de esta profunda conexión con lo divino que encontramos esperanza y guía en medio de las tormentas de la vida.
Así, cuando nos encontramos en busca de dirección y consuelo, volvemos nuestra atención y nuestras oraciones hacia estos guías espirituales. Buscamos su intercesión y su sabiduría, esperando que, al igual que ellos, podamos encontrar nuestro propio camino hacia la paz y el entendimiento divino.
Glorioso San Charbel, intercesor fiel,
Humilde monje que a Dios te entregaste,
Consagrando tu vida al ayuno y oración,
En vida con corazón generoso abrazaste.
Hoy vengo a ti, con inquietud en mi ser,
Clamando por el bienestar de los míos,
Por la protección de hijos y familia,
Resguarda bajo tu bendita sombra nuestros días.
Madre María, que en el templo a tu hijo buscaste,
Entiendes bien el temor de un corazón materno,
Así como hallaste a Jesús en su divino encuentro,
Ruega que mis hijos la guía de Dios siempre abracen.
San Charbel, humildad y servicio encarnaste,
Enseña a mi alma a reflejar ese amor eterno,
A guiar con sabiduría a mis hijos en su senda,
A ser en esta vida su faro y su farol moderno.
En un mundo de tentación y desesperanza,
Que tu intercesión sea escudo y armadura,
Guiando siempre a la voluntad suprema,
Protegiendo de envidias, peligros y desventura.
Tú, que a la penitencia tu existencia consagraste,
Intercede por la salud, física y espiritual,
Que enfrenten con fe y fortaleza los retos,
Con tu guía divina, sin vacilar ante el mal.
Padre celestial, a ti mi súplica elevo,
Por tu hijo Jesucristo, mis pecados confieso,
Pidiendo tu misericordia y amor sin receso,
Protege a mis hijos, con tu amor que es nuevo.
Glorioso San Charbel, protector incesante,
A mi familia no desampares, te imploro,
Con tu manto protector, guía nuestro paso,
Confiando en tu intercesión y amor sonoro.
Con humildad, esta oración a ti elevo,
Que en la fe, con alegría y amor sirvamos,
Bajo tu amparo, que el amor de Dios mostremos,
Buscando siempre la santidad que anhelamos.
Encomiendo a ti, todos nuestros pesares,
Confiando en tu presencia a nuestro lado,
Pues en la protección divina hallamos,
La paz, el amor y la felicidad de un legado.
Que cada día renovemos nuestra fe,
Siguiendo los pasos de Cristo, nuestro guía,
Con la ayuda de santos como tú, San Charbel,
Nuestro camino estará lleno de esperanza cada día.
En tiempos de tormenta o serenidad,
Que nuestra confianza en el Señor no falte,
Porque en su amor y misericordia nos resguarde,
Y con la intercesión de santos, nuestra fe resalte. Amén.
La oración es una herramienta poderosa que nos conecta con lo divino, nos brinda refugio y nos permite reflexionar sobre nuestros caminos y decisiones. A través de las palabras dirigidas con sinceridad y fe, logramos abrir un canal directo con el Creador y con aquellos que han demostrado una vida ejemplar de santidad y dedicación.
Cada palabra pronunciada con devoción nos lleva un paso más cerca de la comprensión, del amor y de la paz que tanto buscamos en este mundo. Es por ello que al elevar nuestras súplicas, no sólo buscamos soluciones a nuestras preocupaciones terrenales, sino también buscamos fortalecer nuestro espíritu y prepararnos para los desafíos que aún nos esperan.
Que esta oración y la intercesión de San Charbel sean un recordatorio de la importancia de mantener la fe viva, de buscar siempre la guía divina y de esforzarnos por vivir una vida que refleje los valores y enseñanzas que nos dejaron nuestros guías espirituales. Con corazón humilde y esperanzado, que cada uno de nosotros siga buscando la luz divina en cada rincón de nuestra existencia y que, bajo el amparo de los santos, encontremos el camino que nos lleva hacia el amor y la paz eternos.
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