Oración a San Charbel para dar gracias
En cada rincón del mundo, el alma anhela conectarse con lo divino. Buscamos un refugio, un mentor espiritual que guíe nuestros pasos en el sendero de fe. San Charbel, con su vida eremítica y su profunda conexión con lo divino, nos ofrece una ventana a esa comunión espiritual. A través de su testimonio, somos recordados de lo esencial, de lo que verdaderamente importa en esta vida.
La vida moderna a menudo nos aleja de nuestra esencia espiritual, nos sumerge en distracciones que nublan nuestra relación con Dios. Sin embargo, el ejemplo de San Charbel, en su dedicación y servicio, es un faro de esperanza que nos invita a reencontrarnos. La elección de una vida en la sencillez y en la profunda devoción nos muestra un camino hacia la auténtica realización espiritual.
Señor infinitamente santo
y glorificado en el cielo,
quien te manifiestas en tus fieles,
te doy gracias y ferviente anhelo.
Por haber infundido en San Charbel
un profundo amor sin par,
por la vida eremítica que eligió,
llevándole a aspirar.
A una vida de entrega total,
de desprendimiento y pureza,
Él, en su humilde capilla solaz,
encontró la mayor riqueza.
No en goces o placeres terrenales,
sino en comunión genuina contigo,
San Charbel, monje ermitaño inquebrantable,
camino por senderos antiguos.
Por senderos de pobreza, castidad,
obediencia y divina luz,
reflejando en este mundo la verdad,
del amor de Cristo Jesús.
Desde su morada terrenal, y ahora celestial,
intercede sin cesar,
fortalece nuestras súplicas, oh San Charbel esencial,
y enséñanos a amar.
He sido testigo de tu poder,
por intercesión de este santo varón,
maravillas y prodigios veo florecer,
como fruto de tu pasión.
Padre Santo, reconozco mis fallos,
mis pecados y mi humanidad,
pero en tu infinita bondad,
enviaste a tu Hijo a salvarnos.
Su sangre en el Gólgota vertida,
por nuestra salvación clamó,
su sacrificio es promesa de vida,
que nuestro ser renovó.
La misericordia que nos das, Señor,
superaría el peso de montañas altas,
por los méritos de tu Hijo Salvador,
y San Charbel, guía nuestras faltas.
Gloria y alabanza a ti, Padre, en comunión,
Honor al Hijo, nuestro redentor,
y bendición al Espíritu de amor,
que ilumina nuestro corazón.
Ayúdanos a emular las virtudes,
de San Charbel, en devoción,
que su legado nos incluya y nos ayude,
a seguir tus mandamientos con pasión.
En el nombre del Padre, del Hijo,
y del Espíritu Santo aclamamos,
por tu amor y misericordia brindados,
Amén, con corazones inflamados.
Como viajeros en esta travesía terrenal, buscamos constantemente signos que nos guíen y nos reconforten. En las enseñanzas y el legado de San Charbel, encontramos un mapa que nos dirige hacia la gracia y la redención. La fe no es simplemente creer, sino vivir de acuerdo con esos ideales, encontrar en cada acto una oportunidad para acercarnos más a Dios.
Que cada oración, cada reflexión, nos acerque un paso más hacia ese ideal espiritual. Y que, al mirar atrás, podamos decir con certeza que hemos caminado de la mano de aquellos santos y sabios que nos precedieron, dejando un legado de amor, sacrificio y compromiso para las generaciones futuras. Que así sea, en el amor y la gracia de la Trinidad Sagrada.
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