Oración a San Ramón Nonato para las malas lenguas

En los tiempos oscuros que a menudo embargan nuestro espíritu, es común buscar refugio y guía en las enseñanzas divinas y en aquellos seres que han demostrado una devoción inquebrantable a lo largo de los siglos. La fe, esa llama inextinguible en el corazón del creyente, se alimenta no solo de las palabras del Todopoderoso, sino también de los testimonios de aquellos que han caminado con firmeza el sendero espiritual.

San Ramón Nonato, uno de esos guías, ha sido luz para muchos en sus momentos más oscuros. Este santo, reconocido por su fortaleza y dedicación, nos enseña que no importa la gravedad de las pruebas que enfrentemos, siempre hay esperanza si mantenemos nuestro compromiso con el Señor. Ahora, al sumergirnos en la oración que sigue, invocamos su intercesión, buscando su protección y guía en nuestras vidas.

 

Oh glorioso y venerado San Ramón,
protector divino y fiel intercesor
de los injustamente acusados,
aquel con candado en su boca hallados
por fervorosa devoción al Señor,
escucha la súplica de mi interior.

 

Eres tú, San Ramón, testigo fiel,
de la fe que movió tu corazón.
Instrumento de Dios, luz en la opresión,
aún en la adversidad, fuiste papel
que hoy invoco para mi protección,
ante calumnias que roban mi canción.

 

El mundo desafía, con envidia y rencor,
maldad que se entrelaza en nuestro andar.
Jesucristo, también, tuvo que enfrentar
falsos testimonios, malentendidos sin pudor.
Humildemente, te pido tu bendición,
para alejar lo que me quiere quebrantar.

 

Mi vida refleja lucha y también error,
pero en la imperfección, busco la gloria de Dios.
Aunque el juicio, a veces, sea sin razón,
pido tu ayuda en esta difícil misión,
transformando las penas en divina oración,
siendo un instrumento de su pasión.

 

No aspiro a inmunidad, sino a un corazón,
entregado a Dios, libre de maldición.
No es suerte, sino fe, mi dirección,
con trabajo y confianza en la misión,
de reflejar la gloria en cada canción,
siendo reflejo de su amor y bendición.

 

Tú, que estás cerca del trono celestial,
ruega por mí y aquellos en verdad.
Que cada palabra y acción en bondad,
refleje a Dios en su gracia magistral.
Las lenguas ignorantes, en amor se conviertan,
y el juicio, en testimonio de fe se interpreta.

 

Con esperanza rezo, buscando ser reflejo,
del amor de Dios, en todo mi espejo.
Que las bocas hablen bendiciones sin complejo,
encontrando en mí un amor viejo,
de entrega, pasión y un noble consejo,
en la gracia divina, siempre me aferro.

 

Encomiendo mi vida, a ti servidor fiel,
para que encuentre paz y protección del laurel.
Confío en tu mediación, luz en el túnel,
trayendo consuelo y gracia a mi papel.
Oh Dios Todopoderoso, en tu misericordia,
atiende esta petición, y dame victoria. Amén.

 

Después de elevar nuestras plegarias y sumergirnos en el refugio espiritual, emerge una clara comprensión. Cada palabra pronunciada, cada súplica lanzada al viento, es una muestra del deseo humano de conectarse con algo mayor que uno mismo. A través de la intercesión de San Ramón Nonato, buscamos no solo protección, sino también la sabiduría para discernir el camino correcto en momentos de incertidumbre.

La fe es nuestro escudo, y la oración, nuestro diálogo perpetuo con el Divino. En las adversidades, debemos recordar que no estamos solos y que, al final del camino, la gracia del Señor nos espera. Sigamos adelante con la certeza de que, con la guía de santos como San Ramón y el amor infinito de Dios, cada paso que damos nos acerca a la luz eterna.

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