Oración a San Lázaro para los perros enfermos
En la presencia del Señor, elevamos nuestras voces y corazones, unidos en humildes súplicas, como hijos e hijas de la fe que confían en Su divina misericordia. En este sagrado rincón de oración, donde la luz de la fe brilla intensamente, nos unimos para implorar la benevolencia celestial y la protección de San Lázaro sobre nuestros fieles amigos de cuatro patas. Que nuestras palabras, tejidas con devoción, alcancen los oídos del Todopoderoso, y que nuestro pedido sea recibido con amor y compasión en el nombre de la fe que nos guía.
Oh, glorioso San Lázaro, patrón de los animales y siervo fiel del Señor, sabemos que tu amor por todas las criaturas de la Tierra es un reflejo del amor divino. Con humildes corazones, presentamos nuestras súplicas ante ti, buscando tu intercesión en favor de aquellos seres que dependen de nuestro cuidado y amor. Confiando en tu poder milagroso y tu devoción inquebrantable, pedimos que extiendas tus manos sanadoras sobre nuestras queridas mascotas, brindándoles salud y bienestar en su camino por esta vida terrenal.
Padre celestial, autor de todo ser
vivo y protector incansable de la vida,
hoy acudo humildemente ante ti,
con confianza y devoción,
encomendando a San Lázaro, fiel siervo
y protector de los animales,
la salud y bienestar de mi amado perro.
Este noble compañero, que con su pureza
y alegría ha llenado mi vida,
se encuentra acongojado en su salud
y es mi ferviente deseo que, a través de
la intervención milagrosa de San Lázaro,
pueda recobrar su vitalidad.
Glorioso San Lázaro, a quien los cielos
concedieron el don de sanar y proteger
a los animales, y quien, con profundo amor,
recibió la compañía y ayuda de los canes
durante tus días en la tierra, te ruego
que vuelques tu mirada compasiva
sobre mi fiel amigo de cuatro patas.
Que tus manos milagrosas, cargadas del
divino poder, desciendan sobre él,
alejando todo mal, purificando su ser
y restaurando su salud. Tu que eres testigo
de la lealtad y el amor incondicional que
estos seres nos ofrecen, comprendes
la profundidad de mi súplica.
Concédeme, también, el discernimiento
y la sabiduría para cuidar adecuadamente
de mi mascota, para ofrecerle una vida
plena, feliz y llena de amor. Permíteme
reconocer y alejar de nuestro camino
a quienes intenten dañar a estos ángeles
terrenales, y bríndame la capacidad de
estar siempre alerta ante cualquier signo
de malestar en él.
Más allá de mi ruego personal, te imploro,
San Lázaro, que extiendas tu manto protector
sobre todos los caninos que, desamparados,
deambulan por las calles. Que cada uno de ellos
pueda encontrar un refugio cálido y un corazón
dispuesto a amarlos. Que no sufran bajo las
inclemencias del tiempo, y que la sangre de Cristo
los cubra, protegiéndolos de todo peligro.
Infunde en nuestros corazones la capacidad
para amar y respetar a todos los seres por igual,
y concédenos la posibilidad de ayudar, no solo
a nuestros fieles compañeros, sino también
a aquellos que no han tenido la fortuna
de encontrar un hogar. Que podamos ser
instrumentos de tu amor y bondad, ofreciendo
refugio, alimento y cuidados a los más desprotegidos.
San Lázaro, cuya vida es testimonio de fe y servicio,
intercede ante Dios por nosotros, para que seamos
capaces de reconocer y valorar el papel de los
animales en nuestras vidas. Que, al igual que tú,
podamos ser un reflejo de la compasión y el amor
divino hacia estas criaturas, y que, inspirados en
tu ejemplo, actuemos siempre en pro de su bienestar
y felicidad.
Encomiendo a ti, con toda mi fe y confianza,
a mi amada mascota y a todos los animales que,
en este momento, necesitan de tu intercesión.
Haznos partícipes de tu amor y enseñanzas,
para que, con humildad y devoción, podamos
ser verdaderos guardianes de la creación de Dios.
Con profundo amor y gratitud, y confiando
en tu misericordia y poder, finalizo esta oración,
esperando que los perritos del mundo sientan
tu bendición celestial. Amén.
En este momento de recogimiento y fe, nos despedimos con gratitud y esperanza. Nuestras palabras han sido ofrecidas con amor y sincera devoción, confiando en que la compasión divina y la intercesión de San Lázaro lleguen a cada rincón donde residen nuestros fieles amigos peludos. Que el amor y el cuidado que compartimos con ellos sean siempre un reflejo del amor que Dios tiene por todas sus criaturas, y que nuestras acciones estén guiadas por el respeto y la protección hacia los seres vivos que comparten este mundo con nosotros.
Que San Lázaro continúe siendo un faro de esperanza y sanación para todos los animales necesitados, y que su amoroso ejemplo nos inspire a seguir cuidando y amando a estas bendiciones que el Señor ha confiado a nuestras vidas. Que esta oración, tejida con fe y devoción, siga resonando en nuestros corazones mientras continuamos nuestro viaje en el camino de la vida, llevando consigo la certeza de que nuestras palabras y acciones en nombre de los animales son verdaderamente dignas ante los ojos de Dios. Amén.
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