Oración a San Lázaro para alejar la mala suerte

La fe es una fuerza poderosa, capaz de mover montañas y de brindar consuelo en los momentos más oscuros. Cuando nos encontramos en medio de la tormenta, es fácil sentirnos perdidos y desesperados, pero siempre hay luces guía a las que podemos recurrir. San Lázaro, con su increíble historia de resurrección y redención, es uno de esos faros que brilla con fuerza, recordándonos que nunca estamos solos.

A través de los tiempos, las oraciones han servido como puentes entre nuestra realidad terrenal y el plano divino, proporcionando alivio, orientación y esperanza. Al recitarlas, no solo nos conectamos con lo divino, sino también con una comunidad de creyentes que, a través de los siglos, ha buscado el mismo consuelo y guía. Al acercarnos a San Lázaro mediante la oración, buscamos entender su experiencia, aprender de su fe inquebrantable y, sobre todo, encontrar en su historia la fuerza necesaria para seguir adelante.

 

San Lázaro, tú, que fuiste ejemplo de resistencia,
y fe ante los desafíos de la vida.
Y quien, por el poder divino,
regresó victorioso de la muerte.

 

San Lázaro, amigo de Jesucristo,
protector de los desprotegidos.
En ti deposito mis esperanzas,
y mis deseos más profundos.

 

Reconozco el dolor que sufriste,
y la alegría que llenó tu alma.
Al ser llamado del sepulcro,
por la dulce voz de Jesús.

 

Es esa misma alegría que imploro,
para mi vida y seres queridos.
Y es ese amor que deseo reflejar,
en cada acto y en cada palabra.

 

Tú, mediador entre cielo y tierra,
ruego que intercedas por mí.
Mis súplicas se elevan con humildad,
anhelando tu eficaz auxilio.

 

Que las bendiciones divinas caigan,
alejando sombra y desconsuelo.
Que por tu gracia pueda superar,
los obstáculos que se presenten.

 

Mis pensamientos te son conocidos,
San Lázaro bienaventurado.
Te ruego con infinita bondad,
escuches mis oraciones sinceras.

 

Ayúdame a entender la voluntad,
y a caminar con firmeza y confianza.
Bajo tu guía, toda adversidad
será superada y aliviada.

 

Pídele al Señor que derrame sobre mí,
su dulce compasión y amor.
Que con tu intercesión reciba,
paz, salud, trabajo y prosperidad.

 

Que toda carencia se transforme,
en abundancia e iluminación.
Con el corazón lleno de gratitud,
reconozco los milagros obrados.

 

Es mi deseo sincero que su amor,
sea la luz que guíe mis pasos.
Glorioso San Lázaro, bendito,
gracias por ser mi guía y protector.

 

Que, bajo tu manto sagrado,
encuentre siempre el consuelo.
Amén.

 

El poder de la oración reside en la confianza que depositamos en ella. San Lázaro, con su vida y legado, nos ha enseñado que incluso en las circunstancias más difíciles, la fe puede hacer maravillas. A través de sus pruebas y tribulaciones, demostró que con fe, todo es posible. La oración nos conecta con ese legado de fe y nos invita a ser partícipes de la misma fuerza y determinación.

Al concluir esta oración, no solo nos llevamos las palabras pronunciadas, sino también un sentimiento renovado de esperanza y determinación. Que la vida y enseñanzas de San Lázaro nos sirvan de guía, y que su historia sea un recordatorio constante de que, con fe y confianza en lo divino, todo obstáculo puede ser superado. Sigamos adelante, fortalecidos en espíritu y confiados en la providencia divina que siempre nos acompaña.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Qué te pareció este artículo?

Subir