Oración de San Judas Tadeo para protección

En la solemnidad de la fe y la devoción, nos postramos ante la divinidad para elevar nuestras plegarias. En esta oración, nos unimos como hermanos y hermanas en la fe para implorar la protección y la gracia del amado y gran patrón divino, San Judas Tadeo. En estos momentos de incertidumbre, donde la vida se asemeja a la rueda de la fortuna, ascendiendo y descendiendo sin previo aviso, buscamos refugio en su divina bondad.

Como testigos de la fe en este mundo, reconocemos que aquellos que desprecian su santo nombre renuncian a la plenitud de la vida. Pero nosotros, los creyentes, encontramos en él un faro de esperanza en medio de la oscuridad. En cada paso de nuestro camino, San Judas Tadeo se convierte en nuestro fiel compañero, nuestro protector contra las adversidades y nuestro refugio seguro en momentos de tormenta.

Con humildes corazones, abrimos nuestras almas para suplicar su intervención divina. En su honor y bajo su amparo, desgarraremos el mal que amenaza con socavarnos, navegaremos las aguas agitadas de la vida con confianza y encontraremos paz en su amor maternal. Así, en este acto de fe y comunión, iniciamos nuestra oración, conscientes de que San Judas Tadeo es el puente que nos conecta con la gracia divina.

 

La vida, como la rueda de la fortuna,
es impredecible, sube y baja sin aviso.
Te imploro, protégeme en tiempos de adversidad,
evita que caiga cuando las circunstancias se tornen sombrías.
Sé mi guía constante, pues mi fidelidad siempre estará en tus manos.

 

Como león valiente, desgarra el mal
y no permitas que mi vulnerabilidad sea evidente.
Así como rescatas un barco naufragado,
llévame a la seguridad en medio de las tormentas.
Emplea tus armas divinas para mantenerme a salvo del mal.

 

Como una madre protectora, vela por mi vida,
incluso por encima de la tuya.

 

En este 7 de enero, San Juditas querido,
te venero como patrón de los casos difíciles.
¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!
En ti encuentro alivio y protección,
eres el fiel amigo de Jesús.

 

Te suplico, glorioso San Judas Tadeo,
que me libres de mis enemigos,
alejando de mí sus malas intenciones y sus envidias.

 

Tú eres el hacedor de justicia y amor,
acompáñame en mi jornada.
Ten misericordia de mi situación,
líbrame de aquellos que desean mi mal.

 

Te ruego con el corazón abierto,
aparta a mis enemigos y disipa la maldad que emana de ellos.

 

Oh, San Judas Tadeo, confío en tu poder y gracia.
Quítame este peso que llevo debido a mis enemigos.
Reconozco que no he estado bien,
pero confío en tu capacidad para liberarme.

 

Sé mi fortaleza, protégenos a mí y a mi familia de todo mal.
Líbranos de la maldad de las personas
y no permitas que caigamos en la angustia y la envidia.

 

Encomiendo mi confianza en ti, oh San Judas Tadeo,
y te imploro que me libres de mis enemigos.
Te lo ruego con todo mi ser,
que tu poder y gloria me liberen de la maldad.

 

Padre amoroso, me presento ante ti en este momento,
confiando en tu palabra y en tu poder.
En el nombre de Jesús, rechazo todo mal que haya en mi vida.
Pido que alejes las malas intenciones de las personas que me rodean.

 

Sé que algunas de ellas desean herirme
y sienten envidia de lo que tengo.
Te ruego, misericordioso Dios, que las apartes de mi vida
y de mi familia para que no puedan hacernos daño.

 

No permitas que su envidia y odio perturben nuestra paz y tranquilidad.
Reconozco que todos somos imperfectos
y que a veces también he sentido sentimientos negativos hacia otros.

 

Te pido perdón por ello y me esfuerzo cada día
por ser una persona mejor a tus ojos.

 

Dios eterno, también sé que aquellos que desean hacernos daño
están atrapados en sus sentimientos negativos
y pensamientos de odio y envidia.
Te pido que les des paz y les ayudes a reconocer su error.
Cambia sus corazones y guíales hacia el camino de la bondad y la justicia.

 

Señor, te ruego que me des sabiduría para identificar
a las personas malintencionadas que se acercan a mí.
Permíteme discernir a los falsos amigos
que ocultan sus malas intenciones detrás de una sonrisa.

 

Dios misericordioso, líbrame de la maldad de aquellos
que buscan hacerme daño. Tú eres mi fortaleza, y en ti confío.
Te pido que protejas a mi familia y la libres de todo mal.

 

Confío en tus bondades y milagros,
y encomiendo mi fe en ti para ver tu obra en mi vida.
En el nombre de Jesús, te lo pido. Amén.

 

En la culminación de nuestra oración, experimentamos la certeza de que nuestras súplicas han sido escuchadas. En la devoción a San Judas Tadeo, encontramos un refugio sólido contra las fuerzas oscuras que amenazan con socavarnos. Con sus poderosas intercesiones, sentimos la maldad disipándose y la luz de la justicia prevaleciendo.

San Judas Tadeo, patrón de los casos difíciles, continúa siendo nuestro amparo en momentos de adversidad. Su amor inquebrantable y su fuerza divina son nuestra salvación. Que su gracia siga iluminando nuestros corazones, alejando a nuestros enemigos y guiándonos hacia la senda de la rectitud.

En esta comunión de fe, reconocemos que somos instrumentos de cambio en manos de Dios. La protección de San Judas Tadeo nos inspira a ser portadores de amor y misericordia en un mundo lleno de desafíos. Así, renovados por esta oración, avanzamos con la certeza de que estamos bajo la mirada amorosa de nuestro amado patrón divino.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Qué te pareció este artículo?

Subir