Oración a San Isidro Labrador para los agricultores

La relación intrínseca entre el hombre y la tierra es tan antigua como la humanidad misma. Desde los primeros tiempos, hemos cultivado y cuidado la tierra, dependiendo de su generosidad para sustentarnos. La espiritualidad y la fe han sido constantes compañeras en este viaje, proporcionando un consuelo y una guía en los momentos más oscuros.

En este marco de fe y devoción, surge la figura de San Isidro Labrador, un santo venerado por su dedicación a la tierra y por su inquebrantable fe en el Divino. La historia cuenta de su conexión con la naturaleza, de su compromiso con la labor y de los milagros que ocurrieron a su alrededor. Esta oración está dedicada a él, evocando su espíritu y buscando su intercesión.

 

Glorioso San Isidro Labrador,
venerado guía y protector,
de aquellos que con amor
y dedicación se inclinan,
ante la Madre Tierra.

 

El Señor, en su sabiduría divina,
te escogió para ser guía,
refugio de los agricultores,
horticultores, pescadores,
y todos los hijos de la tierra y el mar.

 

Con manos callosas, corazones fieles,
en ocasiones enfrentando males,
desafíos de naturaleza y hombre,
tú, con ángeles a tu lado,
nos mostraste el camino anhelado.

 

La divinidad en pequeños instantes,
y en labor de todos los amantes,
de la tierra, nos enseñaste
que riqueza es fruto y bendición,
no solo monedas en nuestra posición.

 

Valientes trabajadores, en su labor,
buscan justa recompensa y favor.
Por tu intercesión, les pedimos
consuelo, esperanza y un camino,
sin amargura ni desatino.

 

En tiempos de incertidumbre y miedo,
donde desastres ponen todo a ras del suelo,
les pedimos tu amparo, San Isidro querido,
que encuentren fuerza, y sentido,
sabiendo que nunca están desprotegidos.

 

Padre Celestial, gracias te damos
por los alimentos que hoy aclamamos.
Que al deleitarnos con su esencia,
recordemos a aquellos en presencia,
quienes con amor dan su existencia.

 

Pedimos por quienes producen y distribuyen,
que con justicia y respeto contribuyen.
Productores, consumidores en unión,
trabajando juntos con pasión,
para un mundo en sana condición.

 

Te damos gracias por mentes brillantes,
que impulsan adelante a los errantes.
Que nos bendigas con condiciones ideales,
productividad agrícola sin iguales,
iluminando siempre nuestros ideales.

 

Bienaventurado Isidro, junto a María,
intercede por nosotros cada día.
Que seamos bendecidos con amor y paz,
en comunión con todo lo que das,
esperando la Gloria celestial.

 

Te lo pedimos, en nombre de Jesucristo,
quien nos ha dado todo lo previsto.
Que nuestras almas, en devoción,
hallen siempre tu protección,
San Isidro, escucha nuestra oración. Amén.

 

La oración es un puente que conecta nuestra existencia terrenal con lo divino. Al elevar nuestras voces en súplica y gratitud, encontramos consuelo y guía. San Isidro Labrador representa ese vínculo especial entre la tierra y el cielo, entre el trabajo duro y la recompensa divina.

Al finalizar nuestra plegaria, reflexionamos sobre el impacto de nuestras palabras y acciones en el mundo. Que cada uno de nosotros, inspirado por la vida y enseñanzas de San Isidro, pueda ser un agente de cambio positivo. Que, al cuidar la tierra y a quienes en ella trabajan, honremos la esencia sagrada de la vida y contribuyamos al bienestar colectivo.

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