Oración a San Gerardo de Mayela para embarazadas

En tiempos antiguos y modernos, el llamado de la fe ha resonado en los corazones de los creyentes, guiando sus acciones y pensamientos. Las historias de los santos han sido luces brillantes en la senda espiritual, ilustrando el poder de la devoción y el amor hacia el Creador.

Entre estos ejemplos de fe y devoción, encontramos a San Gerardo de Mayela. Su vida, cargada de sacrificio y entrega, ha dejado una huella indeleble en la iglesia y en los fieles. Su historia resalta no solo por los milagros que realizó, sino por el amor incondicional con el que sirvió a Dios y a su prójimo.

A menudo, la vida nos presenta desafíos que parecen insuperables. Las futuras madres, llenas de esperanza y amor por la nueva vida que crece dentro de ellas, buscan guía y protección. Y es aquí donde la intercesión de San Gerardo se hace esencial, siendo un puente entre las preocupaciones terrenales y las bendiciones divinas.

San Gerardo de Mayela, en cada gesto,
proteges a madres en su reto,
a infantes en el vientre quieto,
aún no nacidos, pero ya completos.

 

En este instante de reflexión,
de petición y oración,
en espíritu y en verdad,
buscamos tu intercesión sagaz.

 

En el fragor de lo diario,
en el tumulto necesario,
protege a esas madres, oh santo,
que su embarazo sea sin espanto.

 

Que la paz divina las cobije,
y que ningún mal las aflige.
Esa nueva vida que se teje,
que en divina serenidad se anide.

 

Oh, San Gerardo, el embarazo es sagrado,
reflejo del Creador aclamado,
en el santuario de un vientre, reservado,
se forma la imagen del Señor, el aclamado.

 

Eres testigo de tal milagro,
del alma eterna, del regalo.
Aunque aún no ha visto el día,
ya es parte de la creación, en melodía.

 

Esperamos que el buen Dios, con misericordia,
a través de tu intercesión sin discordia,
otorgue sabiduría y fortaleza,
a las madres en su gran destreza.

 

Que su bebé crezca en perfección,
libre de mal, en completa protección.
Que su pureza se mantenga intacta,
y que nada en su desarrollo impacta.

 

Al acercarse el nacimiento, te imploramos,
que estas madres no sufran, que triunfamos.
Sin dolor, con alegría en su labor,
un nuevo ser, en amor y fervor.

 

Pero si desafíos aparecen,
si dificultades en su camino se tejen,
brinda consuelo, amado sirviente,
que su sacrificio tiene recompensa patente.

 

Patrono de los no nacidos,
de su bienestar siempre has sido.
Que tu protección divina los envuelva,
y que ningún mal los devuelva.

 

Que los ángeles de Dios, guardianes fieles,
protejan a madres e hijos, en sus laureles.
San Gerardo, de la inocencia defensor,
te encomendamos a las que esperan con fervor.

 

Aquellas que el milagro aún no ven,
pero que en su corazón mantienen la fe.
Que puedan ser testigos del acto divino,
y que el Creador les otorgue ese destino.

 

Te pedimos por aquellos llamados al cielo,
jóvenes e indefensos, en su anhelo.
Que las madres y padres encuentren consuelo,
en tu amor, en tu cuidado sincero.

 

La promesa de un reencuentro eterno,
bajo la mirada del Padre, el eterno.
Que el dolor se vea atemperado,
por el amor de Dios, siempre a su lado.

 

En humildad, al Señor clamamos,
que a estas madres y hijos ilumine, esperamos.
San Gerardo, que nuestras súplicas escuches,
y en nombre de Jesucristo, las fructifiques.

 

Con profundo respeto y gratitud,
en tu intercesión encontramos la virtud.
Que nuestras peticiones sean atendidas,
y en el amor de Dios, nuestras vidas sostenidas. Amén

 

Así como cada oración elevada busca ser un reflejo de nuestra alma, el legado de San Gerardo se manifiesta en las incontables bendiciones otorgadas a aquellos que han buscado su intercesión. Las madres y sus hijos, siendo testimonios vivos de la creación y del amor divino, encuentran en él un aliado fiel.

Al finalizar esta oración, es nuestro deseo que cada palabra haya tocado el corazón de los creyentes y haya reafirmado la fe en la intercesión de los santos. En cada milagro, en cada bendición, vemos la mano de Dios trabajando a través de sus siervos en la tierra.

Que San Gerardo continúe guiando y protegiendo a todas las madres y sus hijos, y que su legado siga inspirando a generaciones futuras a acercarse a Dios con confianza y devoción.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Qué te pareció este artículo?

Subir