Oración a San Cipriano para romper brujería

En los momentos de oscuridad y desesperanza, es esencial que volvamos nuestros ojos y corazones hacia Aquel que siempre ha sido nuestra roca y refugio. El universo, con su inmensidad y misterios, es un testimonio de la grandeza de Dios y de su amor incondicional por nosotros. A pesar de las tempestades que la vida pueda presentarnos, es en la oración y el recogimiento donde encontramos consuelo y dirección.

Así como un navegante utiliza las estrellas para guiar su camino en medio de la noche, nosotros, seres errantes, buscamos en nuestra fe la luz que ilumine nuestro sendero. Es por ello que las palabras que presentamos a continuación no son meras expresiones, sino un refugio para el alma, una plegaria que nos conecta con el divino y nos recuerda que no estamos solos en esta jornada.

 

Oh Padre amado, justo y bondadoso,
cuya morada resplandece en divina gloria,
te honramos y exaltamos por ser
el faro eterno de esperanza y amor.

 

En esta hora de tribulación,
donde las sombras del mal intentan nublar
nuestras vidas, nos arrodillamos ante
tu inmensa magnificencia, implorando
tu divina intervención.

 

Reconocemos, Señor, las dificultades
y adversidades que enfrentamos en
nuestro diario vivir, especialmente cuando
oscuros hechizos, encantamientos y maleficios,
tejidos en las más oscuras noches, buscan
afectar nuestra paz y serenidad.

 

Estas prácticas maléficas, ejecutadas con rencor
y envidia, pretenden desviarnos de tu senda luminosa,
pero en nuestra fe, buscamos tu protección.

 

Invocamos, pues, la intercesión del santo
San Cipriano, aquel que en tu gracia
has dotado de poder para romper toda brujería
y maldición. Oh, venerable Cipriano, te suplicamos
con fervor, que con tu majestuoso poder, deshagas
las ligaduras del enemigo, aquellas que han sido tejidas
en el silencio de la noche tenebrosa y que buscan
dañar a tus devotos. Que toda maldición y maleficio
queden despojados y arrojados al profundo mar,
anclados por piedras que impidan su regreso.

 

Encomendamos nuestras almas a la Virgen María,
madre de todos los ángeles, quien con su amor maternal
vela por nosotros. Por ella y por todos los santos que te rodean,
pedimos ser liberados de toda adversidad, sortilegio
y magia negra que intentan alterar nuestra paz espiritual
y física. Que sus oraciones sean escudos protectores que
nos envuelvan y nos alejen del mal.

 

Solicitamos, también, que cualquier daño o maleficio
que haya sido lanzado en nuestra contra, retorne a aquellos
que, con oscuros propósitos, lo invocaron. Que por el poder
de San Cipriano y tu infinita misericordia, podamos caminar
por la vida con la frente en alto, sabiendo que tu amor
y protección nos resguardan en cada paso, ya sea en
nuestro trabajo, en el camino a casa o en cualquier lugar
donde nos encontremos.

 

Con humildad y respeto, te pedimos que la paz,
esa paz divina que sólo Tú puedes otorgar, reine
en nuestros corazones. Que todo rastro de perturbación,
tanto física como mental, sea disipado y que, en su lugar,
florezca la serenidad, la esperanza y el amor.

 

Padre celestial, en tu infinita misericordia
y sabiduría, permite que siempre mantengamos firme
nuestra fe, esperanza y devoción, a pesar de las adversidades.
Que nuestras plegarias sean un canto perpetuo de gratitud
y reverencia hacia ti, y que siempre podamos testificar
tu grandeza y amor. Amén.

 

Una vez elevamos nuestras súplicas y depositamos en las manos del Todopoderoso nuestras inquietudes y miedos, se nos revela una verdad fundamental: la gracia divina está siempre a nuestro alcance, esperando ser acogida. Así como el sol surge después de la noche más oscura, la esperanza y el amor de Dios emergen cuando más los necesitamos.

Que esta oración sirva como un recordatorio constante de la fortaleza que reside dentro de cada uno de nosotros, gracias a la fe. Y que cada vez que recitemos estas palabras, sintamos la presencia reconfortante del divino, recordándonos que, no importa el desafío, con Dios a nuestro lado, todo es posible. Que la bendición y la paz de nuestro Señor nos acompañen siempre, guiando cada paso que demos en este viaje llamado vida.

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