Oración a San Cipriano para que me ame

Desde tiempos inmemoriales, las oraciones han sido el puente entre el alma y lo divino, entre el corazón humano y el cosmos infinito. A través de ellas, encontramos un canal directo de comunicación, donde el lenguaje trasciende palabras y se convierte en puro sentimiento, en pura intención.

San Cipriano, una figura venerada, ha sido desde siempre el faro de luz para aquellos corazones desesperados y almas en búsqueda de respuestas. Con su legado, ha demostrado que el poder del amor y la fe pueden mover montañas y cruzar océanos. Al acudir a él, buscamos no solo consuelo, sino también guía y sabiduría en los momentos más oscuros.

Al sumergirnos en la siguiente oración, nos conectamos con ese legado. Pedimos con fervor, con el alma desnuda, que San Cipriano nos escuche, nos entienda y nos guíe hacia el amor verdadero y sincero que anhelamos.

 

Bendito y grandioso
San Cipriano, patrón
de los magos y venerable
protector de los que sufren.

 

El dolor del amor
no correspondido resuena,
a ti me presento
con fe y con humildad.

 

Encomiendo ante tu gracia infinita,
la petición de este milagro mío,
de un amor que siento distante,
separado por causas triviales.

 

Por los poderes divinos
que Dios Padre te otorgó,
por la Virgen María
y las almas a tu lado.

 

Te suplico que el ser que amo,
profundamente, vuelva hacia mí.
Que sus pasos lo guíen aquí,
donde mi corazón le espera.

 

Oh venerado San Cipriano,
conocedor del amor verdadero,
amaste a Justina, tu doncella,
aleja a [nombre del amado] de distracciones.

 

Que [nombre del amado] sienta
un deseo irrefrenable de buscarme,
de comprometerse de corazón
y restaurar este amor puro.

 

Que al escuchar mi ruego,
sientas la profundidad de mi pena.
Mi vida, sin su amor,
es un camino de espinas.

 

Te ruego, bondadoso San Cipriano,
que intercedas y bendigas nuestra unión,
que [nombre del amado] vea que soy
su único y verdadero amor.

 

Confío en que no me dejarás sola,
prometo divulgar tu bondad,
para que otros encuentren consuelo,
en sus momentos de desesperación.

 

Gracias te doy de antemano,
porque sé que mi súplica ha sido escuchada,
que [nombre del amado] y yo
estaremos unidos por siempre. 

 

En el silencio de mis noches,
escucho susurros de esperanza.
San Cipriano, luz en la oscuridad,
guía a [nombre del amado] hacia mí.

 

Como el río que busca el mar,
que mi amor encuentre su camino.
Que los vientos de la fe
borren toda duda y temor.

 

Que la divinidad resplandezca,
y los ángeles entonen cantos,
celebrando el reencuentro
de dos almas destinadas.

 

Por las oraciones de todos
los que buscan el verdadero amor,
que nuestros corazones se unan,
con la fuerza del divino mandato.

 

Con cada amanecer, espero,
con cada puesta del sol, rezo.
Que la bondad de San Cipriano,
nos envuelva en su manto sagrado. Amén.

 

Tras elevar nuestro espíritu y exponer nuestro corazón en esta oración, sentimos que el universo conspira a nuestro favor. Cada palabra pronunciada, cada lágrima derramada, son testimonio de la sinceridad y profundidad de nuestro sentir.

San Cipriano, con su infinita comprensión, ya ha recibido nuestra súplica. Su legado nos enseña que, a pesar de los obstáculos y tribulaciones, el amor siempre encuentra su camino. La fe y la esperanza son las llaves que abren las puertas del destino, y a través de ellas, hallamos la paz y el consuelo que tanto buscamos.

Que cada persona que lea y recite esta oración, encuentre en sus palabras la guía, la esperanza y el amor que busca. Que la bendición de San Cipriano ilumine sus días y llene sus noches de sueños esperanzadores.

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